La idea de que actualmente vivimos una revolución tecnológica posiblemente parezca un lugar común. En los siguientes párrafos explicaré esa afirmación con algunas reflexiones personales e ideas de expertos en el tema.

Los grandes cambios de la civilización fueron motivados por la aparición de herramientas y tecnología con el fin de hacer la vida más fácil y amable. 

En un recorrido por la historia identificamos tres grandes revoluciones: el descubrimiento del fuego, la mecanización industrial y la aparición de las computadoras y el Internet.

Nadie imaginó los acontecimientos que sucedieron en las últimas tres décadas desde la aparición del Internet, lo cual es tan increíble como lo que vendrá en los próximos años.

Aquí es donde surge una perspectiva interesante: en la antigüedad el objetivo de la innovación se centraba en los objetos, las herramientas, las cosas. Si queremos la prolongación de la vida y la conquista de la felicidad, el futuro exige que las herramientas ya no sean solo objetos externos, sino que también se fusionen directamente con el perfeccionamiento del cuerpo y de la mente.

Los investigadores ya hablan de una generación de seres humanos «mejorados» gracias a la intervención en sus códigos genéticos, circuitos cerebrales y capacidades musculares, tal es el caso de las personas a las que se les integran dispositivos como extremidades artificiales, ojos adicionales, millones de nano-robots viajando por el sistema circulatorio.

Los países avanzan con relativa autonomía y algunos se integran más rápidamente que otros en este «tren de la hiperconectividad». La locomotora de la innovación no se detiene y México es parte de este liderazgo con Telcel como la Empresa que expande la Red 5G en más ciudades del país y en 23 países de América Latina, Europa Central y del Este, a través de América Móvil.

Hoy la ciencia y la innovación tecnológica desafían los límites de lo conocido. Estamos en la frontera donde el cuerpo y la mente se perfeccionarán en la búsqueda de los grandes objetivos del ser humano: prolongar la vida y encontrar el bienestar.

Estamos en el lugar correcto, viviendo en primera fila esta fascinante revolución tecnológica. Sin predecir el futuro, participamos en esta evolución desde nuestro espacio de trabajo, confiando y aportando el valor de nuestra inteligencia para construir el mejor mundo posible.

Bibliografía:

Naief Yehya. «El fin de lo humano» (Revista de la Universidad de México) y «Máquinas pensantes, humanos domesticables».

Yuval Noah Harari. «Sapiens. De animales a dioses» y «Homo Deus. Breve historia del mañana».